jueves, 13 de septiembre de 2012

Polarización Chilensis



Tengo dos zapatos, uno es derecho y el otro es izquierdo, y sinceramente no le encuentro la diferencia a ninguno de los dos. Salvo por la dirección en que están formados son idénticamente iguales y sin embargo son totalmente opuestos.
Creo que es obvio que es una metáfora.
En un mes tan sensible en el subconsciente colectivo todos dan sus declaraciones contra del régimen o en pro del régimen y lo que se hizo o no se hizo en el régimen.
Lo cierto es que la represión de ultra derecha no es muy diferente a la represión de extrema izquierda, no fue  menos sangrienta la dictadura stalinista que la ocurrida en nuestro país. Cambian los colores, cambian los motivos, pero al parecer en esta cruzada política el fin justifica los medios pero son precisamente los medios los que son criticados por ambos bandos.
Los extremos nunca son buenos y sin embargo vivimos en un país en que es necesario ser parte de un extremo para poder opinar sin que se rían de uno.

Hace poco tiempo los dichos del Diputado Ignacio Urrutia dieron mucho qué decir... Tildó a Salvador Allende de cobarde por el acto de suicidarse mientras interrumpía irrespetuosamente un minuto de silencio que se le dedicaba en ese momento al otrora presidente Allende. El día de ayer reiteró sus dichos dejando la escoba en el congreso, le gritaron "golpista", "psicópata", le encararon conexiones con ex colonia dignidad, etc, etc...
Iracundo el Diputado responde con voz  de Charlton Heston: "Esta es una pelea de perros grandes, no de Kiltros"...
Ahora bien, ¿da para tanto esto? Independiente del bando que pueda tomar uno u otro político ¿es como para armar una "pelea de perros" en el congreso?... La intromisión de Urrutia es tan gratuita como irrespetuosa, es como que en el ejercito le quieran rendir un homenaje a don Augusto Pinochet y de pronto irrumpa Guillermo Teiller y cuestione el acto lanzando filosos comentarios sobre el ex mandatario mientras el homenaje está en curso.

No me diga que no, es lo mismo.

A 39 años del hecho y los izquierdistas aún llaman "golpistas" a los derechistas y los derechistas aún tratan de "comunachos" a los izquierdistas. Es obvio que las sensibilidades deben respetarse, no se pisotea la tumba de nadie sin ser reprochado moralmente independiente del color político que se vista.

Sinceramente esto ha sido así siempre, en nuestro país existe esta polarización política en que se es "rojo" o se es "facho". A quienes visten colores independientes se les tilda de travestismo político por lo que es necesario formar parte de este oligopolio político para merecer algo de respeto entre sus pares.

El músico Eduardo Gatti, artista que hasta ahora no ha manifestado ningún color político, comenta sobre el acoso que recibió por parte de militantes de extrema izquierda en su tiempo: "nos rayaban los camarines y nos pifeaban en el escenario". En este momento él y su grupo "Los Blops" trataban de surgir en el mundo de la musica y el unico sello que los acogio fue el DICAP que era propio de artistas de movimientos izquierdistas, sin embargo los Blops ni hablaban de política ni cantaban sobre política.

En ese momento era necesario hablar del tema, no se podía solamente ser un artista y nada más...
Pasa hoy algo parecido, en menor medida pero hay tantas plataformas de opinión que se espera que nos explayemos por lo menos en una tomando algún bando cuando hablamos de política.
En una especie de sensibilidad moral, hay un silencio incómodo cuando a uno se les escapa alguna melodía de Sol y Lluvia entre personas de derecha, o entre el proletariado que alguien salga con frases como "esto no pasaba con mi general", es un tabú y al mismo tiempo es tema obligado en sus mentes.

Vivimos tan cerca de la política y sin embargo aún no sabemos convivir con ella.