lunes, 1 de octubre de 2012

La inmortalidad de las cicatrices



Hace poco falleció el abuelo de un muy buen amigo mío, la muerte del abuelo ( o de cualquier ser querido en estos casos) es un evento que remece el corazón hasta del más hombre de hierro. Los abrazos no sacian el vacío ni tampoco lo hacen los "mi mas sentido pesame" ni "mi ayuda a sentir" (sinceramente nunca he entendido muy bien que significa este último). Es un momento que no pasa desapercibido ni mucho menos pasa sin dejar huella, esas son las cicatrices emocionales, las que no dejan un rastro físico y que sin embargo llegan para quedarse.

Es bueno tener cicatrices, estas nos recuerdan que el pasado es real, nos enseñan que no somos omnipotentes y al mismo tiempo nos revelan los limites de nuestra fragilidad.
Hace no mucho tuve un accidente automovilístico (no, la culpa fue del otro conductor, además yo no iba manejando), cuesta admitirlo, mucha talla, mucho jaja pero muy dentro este dejó su cicatriz, de esas que hablábamos mas arriba. Hoy por hoy no puedo subirme a un auto sin imaginarme por lo menos 5 maneras de un choque fácil. No es paranoia, no es como que asuma que me voy a morir cada vez que me subo a un auto, pero si he perdido esa invencibilidad propia de la juventud, el "no me va a pasar nada" de pronto ya no es tan real. Aveces nosotros necesitamos dejar nuestra "cicatriz", para hacerles recordar a la gente que somos reales, aún después de irnos. Dependerá de lo significativo de nuestras obras la profundidad del surco de nuestra cicatriz.

¿Qué pasa cuando uno desaparece? ¿Por cuánto tiempo más seguimos siendo reales?
Cuando las personas en las que dejamos nuestra cicatriz desaparezcan nosotros desapareceremos con ellos, a menos que nuestra cicatriz sea tan profunda que se imprima en generaciones futuras, de esa forma seremos inmortales.

Si no, solo somos un numero dentro de un conjunto de números, que al morir dejamos de existir. Y entonces
no importará ya si fuimos padres o madres o mujeres o niños o francotiradores o presidentes, simplemente seremos lo que los gusanos se comen y que luegon convierten en abono... seremos eso, abono.

Es nuestro trabajo entonces, no sólo encontrar la forma de dejar una cicatriz inmortal en nuestra gente sino también tenemos la tarea de mantener vivas las cicatrices de quienes tocaron nuestras vidas y nos ayudaron a hacerla un poquito más llevadera.

Espero no terminar siendo solo un empolvado libro olvidado en un anaquel en el batiscafo de la memoria


Y a mi amigo Elias Estay dedico esta cita de Jorge Luis Borges:

"Cuando se acerca el fin, ya no quedan imágenes del recuerdo; sólo quedan palabras. No es extraño que el tiempo haya confundido las que alguna vez me representaron con las que fueron símbolos de la suerte de quien me acompañó tantos siglos. Yo he sido Homero; en breve, seré Nadie, como Ulises; en breve, seré todos: estaré muerto".
                                   

1 comentario:

  1. Como dijo Patton:

    "When you die, you become st more than dead. You become a legend".

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