¿Se ha sentido más nacionalista últimamente? ¿Ha utilizado las palabras: conflicto bélico, orgullo nacional o soberanía durante el último mes?
Es cierto que venimos saliendo de un mes muy cargado al patriotismo y de por sí se respira un aire más "chileno" que el resto del año. Sin embargo, no puede pasar impune el tema país del mes: EL MAR.
Mucho se ha hablado sobre la validez de la demanda boliviana y especulado sobre el fallo de la Haya. Pasto un poco de la ignorancia y otro poco de los medios, hay una irritabilidad al hablar sobre la demanda de nuestro país hermano. Es cosa de echar un vistazo a las redes sociales para ver comentarios de odio hacia la nación del norte, o hacia la misma Haya, como si lo que estuviera en juego en el fallo fuera realmente la soberanía marítima.
Para aquellos que aún se irritan al escuchar las palabras Bolivia, mar o Haya. Lo que dictaminó la Haya no es que Chile tenga que ceder mar a Bolivia, sino, que se declara competente para revisar la petición de Bolivia ante Chile. Y lo que ahora está en juego aún no es la soberanía, sino, si es válido que Chile se abra a negociar con Bolivia, haciendo especial hincapié en que la Corte Jurídica Internacional (CJI) NO puede predeterminar la resolución de esa negociación.
La verdad es que nada cambió con el fallo el día anterior fue igual al siguiente. Sin embargo, igualmente deja un buqué a conflicto, nacionalismo y cierto ardor contra Bolivia. Un ardor irascible y contagioso que parece apoderarse del subconsciente colectivo.
Hay sólo 3 poderes a quienes les conviene este ardor nacionalista: el deporte, el ejército y la política.
El deporte vende mucho más a un pueblo orgulloso que ostenta una subjetiva superioridad sobre otros pueblos y que arrastra roces. Querámoslo o no, el deporte fomenta y potencia rivalidades absurdas. Y estas rivalidades son las que sazonan los encuentros entre selecciones nacionales. Todo esto potencia el marketing, merchandising y de pasada distrae a la gente de cosas realmente importantes. Muy conveniente por lo demás tomando en cuenta que se acercan las eliminatorias para el próximo mundial.
El ejército también por su parte necesita alimentar el odio y la odiosa comparación a nivel bélico, social y cultural con sus pares. Necesita gente obediente y que no dude ni un segundo en aniquilar a su semejante si se le ordena. Necesita animales entrenados para odiar todo lo que amenace a la patria y sus intereses, sean compatriotas o extranjeros.
Y sobre la política podemos citar al escritor Aldous Huxley cuando afirma que "Los políticos [...] exigen obediencia y conformidad en todas las esferas de la vida, incluso, por supuesto, la religiosa. Su propósito es utilizar la religión como instrumento de consolidación social, como una contribución a la mayor eficiencia militar del país. Por este motivo, la única clase de religión que fomentan es estrictamente antropocéntrica, excluyente y nacionalista". Al entrar al circulo vicioso del odio hacia el vecino estamos, sin quererlo, obedeciendo a la religión nacionalista que imparte el mundo político, siguiendo a la masa iracunda. Pensamos que nuestro juicio es personal, cuando en realidad estamos cayendo redonditos en la trampa de los medios, cuyos hilos son tirados por los poderes gubernamentales. Eso sin mencionar lo conveniente que resulta para éste sector que tan complicado está por estos días. Que aparezca caído del cielo un seudoconflicto social con la nación hermana es en realidad un salvavidas para la política que está, por estos días, en la mira pública por sus últimas caídas (CAVAL, SQM, Martelli, reformas poco aceptadas, críticas por la precaria ayuda a los sectores afectados por el terremoto y anterior a eso el incendio en Valparaíso, la lista suma y sigue).
Hagamos una pausa de esta cruzada xenofóbica para recordar que hace 5 siglos atrás no habían "chilenos" ni "bolivianos", éramos sencillamente habitantes de este planeta. Y que para los años 1800 toda Latinoamérica estaba unida, sin enemistades, en pro de liberarse del yugo opresor de los conquistadores.
Un pueblo sin memoria difícilmente pueda afrontar los problemas presentes, si tanto chilenos como bolivianos nos alejáramos de la vorágine que comprende todo este tema podremos tener una visión más objetiva y dejaríamos de lado todo el odio que tanto envenena el aire de estas últimas semanas.
Si usted piensa que su nacionalismo cumple un papel fundamental en este seudoconflicto recuerde al buen Orwell con su distopía de 1984
"No era deseable que los proles tuvieran fuertes sentimientos políticos. Todo lo que se les pedía era un primitivo patriotismo al cual se podía apelar cuando fuera necesario para que aceptaran más horas de trabajo o raciones más pequeñas". Y por último esta segunda cita de Orwell para ilustrar lo que pasaría si efectivamente hubiese algún tipo de conflicto con nuestros hermanos del norte: "La guerra es realizada por cada grupo gobernante contra sus propios súbditos, y el objetivo de la guerra no es hacer o prevenir conquistas de territorio, sino mantener la estructura de la sociedad intacta"